miércoles, 22 de octubre de 2008

El Pasto de Lolita...


Hablemos de Lola, la persona con quien estuve conversando en la hora del almuerzo, la que me lo sirvió y que mientras yo comía me relataba tantas cosas… le comencé preguntando sobre Pasto, sobre la historia, los acontecimientos, lo bueno y lo malo de esta cuidad que va creciendo con el pasar de los años, y claro está, con el paso de las personas que creen en lo nuestro y en aquellas que hacen algo para desarrollarlo; pero en esta charla que duró no mas de 30 minutos, porque ya me tenía que ir, me alcanzó a contar algo más importante que el pasar de tiempo en nuestra cuidad, me hizo saber como ha sido su vida en los últimos 91 años, desde que nació hasta esta tarde en que estuvimos charlando.

Lola, o como todos le dicen Lolita, nació el 6 de marzo de 1918, de una familia de cuatro hermanos donde ella ocupaba el penúltimo lugar en edad, ha vivido siempre en Pasto, primero en la carrera 27 entre 16 con 17, donde pasó su niñez y donde compartió con sus padres y hermanos.

Estudió en las Betlehemitas hasta séptimo, ya que no habían más grados en ese tiempo, en su paso por el colegio vivió varias cosas, como la llegada del primer avión en el año de 1925 a la cuidad, un avión italiano que aterrizó justo detrás de la iglesia de San Andrés, me cuenta que el aviador era un hombre de apellido Ferrari y que él solo traía la bandera italiana en sus pertenencias.

Otro acontecimiento fue la muerte de Julián Bucheli, primer gobernador del departamento, me contaba que el cuerpo del gobernador era llevado por las principales calles de la cuidad y que después de esto era metido por la calle 19 para después ser enterrado.

Ya en su juventud, siendo mas precisos, a sus 20 años conoce un hombre, Juan Evangelista, que sería su amor de por vida, su esposo y acompañante en las buenas y malas. Fue amor a primera vista, o como dicen sus hijas “quedó flechada”. Preguntándole por el, que como era, ella solo me dijo “ah era muy simpático”; tanto lo fue que a los 4 meses de haberse conocido, en noviembre ya se habían casado.

Con un matrimonio feliz, tuvieron diez hijos, cuatro hombres y seis mujeres, compraron una casa en el centro de la cuidad, en la calle angosta, después de haber vivido un tiempo en el barrio Obrero. En la calle angosta hasta hoy reside con tres de sus hijas y donde también cada domingo, como en los viejos tiempos, la casa vuelve a ser un lugar de juegos y risas de sus nietos.

Para esta ardua labor, la de sostener una familia de doce personas, su esposo Evangelista fue conductor de camiones, trabajó en Bavaria transportando malta hacia la cuidad de Cali, y en algunos camiones propios hasta que un infarto lo dejó incapacitado para eso, con lo que debió conseguir un taxi. Siguió con su trabajo y para sostener a su familia y llevar el pan de cada día a la casa; Lolita, ama de casa, atendía a sus hijos y mantenía el hogar con sus ricas comidas.

Me contó que antes al volcán Galeras no se le tenía miedo, que todos lo salían a ver desde Aranda y que su tío fue el primero en traer carro a Pasto y que también fue la primera persona que trajo la planta eléctrica a la cuidad.

Los domingos era día de plaza, todos los habitantes se reunían después de la misa en la plaza de Nariño donde había un kiosco el cual se usaba para presentación de grupos de música. Lolita y Juan Evangelista iban con sus hijos a pasar la tarde allá, aunque algunos fines de semana se iban para Aranda a pasear con toda la familia en un terreno que es de ellos.

Así pasó su vida, estando con sus seres queridos, viajó para Estados Unidos a pasear con sus hijos, vivió cada momento con su esposo, con el que estuvo 69 años a su lado y que se fue en marzo de este año. Se fue y la acompaña desde el cielo y su corazón, porque por mas distantes que se encuentren nada los separa ni siquiera la muerte rompe lazos tan fuertes y tan bien construidos por esta mujer.

Esta es la historia, o bueno un poco, de Lolita, una persona hermosa, bondadosa, cariñosa, que no se deja vencer por los problemas, una mujer entregada a Dios y a su familia, una fuente de conocimiento y enseñanzas que no se cansa de vivir y de compartir sus vivencias, alguien que admiro yo y muchas otras personas mas, alguien que a sus 89 años sigue de pie, y que ojala nunca deje de ser esa unión entre los demás… esta es la historia de mi abuelita.

miércoles, 15 de octubre de 2008

COMO VIVIR TE CAMBIA LA VIDA…

Me parece extraña la vida… me parece tan radical en algunas cosas y tan permisiva en otras, como sin darnos cuenta caemos en situaciones tan paradójicas cual historia de suspenso o drama o comedia de algún director de cine famoso, algún espectáculo en el que somos los actores principales y llevamos a cabo las desgracias o fortunas que nuestro libreto nos dice.

Nuestra existencia es una caja de sorpresas que tiene en su interior magníficos casos de los que aprendemos, y es que todos los días aprendemos algo nuevo, así sea insignificante.

Quise decir esto porque uno nunca sabe que puede pasar, que te va a salir de esa caja de sorpresas y te hará visualizar el horizonte de otra forma, como le pasó a Guillermo Descalzi, el mismo que dijo “los cambios que parecen repentinos… a veces no lo son”.

Descalzi es el protagonista de esta historia, un documental que nació de la idea de Pedro Sevcec, quien vio urgente el brindarle una mano a Guillermo, su colega quien más tarde se convertiría en su amigo.

Guillermo Descalzi, antropólogo peruano de 48 años cambia su vida de docencia en las montañas de su país después de conocer la magia de la televisión. Su sueño lo lleva a los Ángeles, CA donde comienza a trabajar con el metal haciendo anillos para sobrellevar su vida, luego de un tiempo comienza en el negocio de hacer televisión en el que ascendió desde ser ayudante de cámara, pasando por camarógrafo, redactor, hasta llegar a director de noticias.

Como corresponsal de la casa blanca Descalzi fue conocido por toda América latina, y por el desempeño que alcanzó, fue también reporteo de guerra.

En la cima de su carrera, en el año de 1994, nuestro personaje desaparece del ambiente y las cámaras, sin saber el porque o el como, simplemente de fue.

Es aquí donde Pedro Sevcec aparece, dos años mas tarde de la desaparición de Descalzi, en una casa abandonada y oscura, llena de lugares tenebrosos, es ahí donde para sorpresa de todos, haya a Guillermo que se encuentra en la miseria, es un indigente mas en la cuidad, que sin lugar a dudas lleva una carga evidenciada en sus ojos decaídos y en sus palabras, algunas sabias, otras al borde de la insensatez, la contradicción y la locura. Sevcec le pregunta: ¿Qué pasó Guillermo?, a lo que responde, desgastado por el alcohol y las drogas: a mi… nada.

Esta charla provoca pensamientos muy contradictorios que, pues solo se le vendrían a una mente tan brillante como la de Descalzi, “me caí del caballo… como se calló Pablo, y se me es muy difícil montar de nuevo”.

Después de una charla, y varias interrupciones, Guillermo nos cuenta como fue que las circunstancias le hicieron ver la realidad, el porque dejó todo atrás y se convirtió en lo que era en ese momento, vio que uno no es fama, dinero y poder, que eso no vale nada y que el único ejemplo que podemos dar es con la vida misma, “nos aferramos a las cosas materiales y al poder… eso no vale, y esos mensajes se dan con la vida”.

“Es momento de volver a la realidad Guillermo”, dice Sevcec, hay un momento de silencio que después de un rato se rompe y Guillermo asiente con la cabeza y dice que si. Abandonan el lugar, lugar oscuro y destruido por el tiempo, y porque no, por los mismos habitantes y se dirigen hacia la olvidada vida de quien sería un gran hombre, un periodista de corazón, el cual estaba a punto de renacer.

Ya en su programa, Sevcec se enorgullece de presentar a la persona que había desaparecido hace ya dos años y que ese día volvía del infierno para demostrar su valentía y fuerza, Guillermo Descalzi. El hombre que vivió en la pobreza absoluta material, que fue alcohólico y drogadicto, pero que, como dice él: “para algunos la vida en un juego, para mi… para mi la vida es un poema, y esto que viví no es mas que una estrofa del poema de mi vida”.

Todos lo aplaudían y le daban grandes recibimientos a los cuales él con una sonrisa en su rostro les respondía con unas sinceras gracias, volviendo así a la realidad que tanto tiempo lo mantuvo confinado en ese “hueco” para que aunque fuera por un solo instante de su vida él pudiera entenderla…

Esta es talvez una de las mas grandes historias que yo haya conocido.

La vida después de esto me sigue pareciendo extraña, mas extraña diría yo. ¿Tenemos todo lo que necesitamos?, esa es mi pregunta, esa es la pregunta que quiero dejarles, ¿somos como Pablo y nos hace falta caer del caballo?...

Los dejo también con las palabras de un amigo de Guillermo en su confinamiento... no son de el, pero como dijo Neruda, “los poemas no son de quien los escribe, sino de quien los necesita…”

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

domingo, 12 de octubre de 2008

“OH CAPITÁN… MI CAPITÁN”

DIRECCIÓN: Peter Weir
PRODUCCIÓN: Steven Haft Duncan Henderson Paul Junger Witt Tony Thomas
GUIÓN: Tom Schulman
MÚSICA: Maurice Jarre
FOTOGRAFÍA: John Seale
REPARTO: Robin Williams Ethan Hawke Robert Sean Leonard Josh Charles Gale Hansen Dylan Kussman
PAÍS: Estados Unidos
AÑO: 1989
GÉNERO: Drama
DURACIÓN: 128 minutos


“OH CAPITÁN… MI CAPITÁN”


El tiempo nunca se detiene y tampoco da vuelta atrás, la vida es una sola y si no se la aprovecha vas a llegar al punto donde te vas a dar cuenta que viviste sin vivir, solo respiraste un aire sin fuerza, que trajo con el momentos de felicidad momentánea, que al irse dejan un agujero en tu memoria y en tu existir.

La película DEAD POETS SOCIETY (la sociedad de los poetas muertos) es un claro reflejo de lo anterior, donde es el maestro Keating (Robin Williams), un literato graduado de la misma Academia Welton, quien comienza sus clases con la frase “CARPE DIEM”, aprovecha el día, frase que tendremos a lo largo de la cinta, y que desencadenará muchos sucesos que hacen entender lo maravilloso de vivir y amar lo que se hace. Keating hizo parte de “La sociedad de los poetas muertos”, un club que se reunía para leer, hacer y vivir la poesía e incentiva a sus alumnos de revivir esta idea, pero es ahí donde los estereotipos salen a flote y ponen a nuestros protagonistas en situaciones desafiantes las cuales desencadenan un final lleno de sorpresa y reflexión.

Vemos que el filme cuenta con un buen manejo de cámaras, donde podemos percibir el momento y lo apropiamos como nuestro, sabe llegar a nuestros sentidos como lo es en la actuación de Neil. En esta vivenciamos los fragmentos de Sueño de una noche de verano, y nos metemos de espectadores de esta siendo nosotros los críticos de esta obra de William Shakespeare.

Como en la vida real, dead poets society se centra en el futuro de la juventud, como vemos frustrados los sueños por ser lo que la sociedad nos impone y como ahí personas que nos demuestran que la vida ahí que aprender a manejarla de tal manera q en el ocaso de nuestra existencia hagamos un alto, miremos hacia atrás y podamos decir si viví el día…

Cuando llega la noche

Cuando llegó la noche, callada, fría y larga se despertó con una inmensa luna que la arrullaba, que la protegía. Pero al mismo tiempo se sentía sola como si algo desde lo mas profundo de su interior se hubiera escapado para nunca más volver. Al amanecer, y llena de dudas duerme bajo el cielo profundo y azul que la acaricia bajo el manto sutil de la bruma.
Al igual que el mar, sus pensamientos son infinitos, e interrogandose cae en otro de los sueños que no la llevan a ningun lugar, es así como pasa su exitir.
Es el día pasado el que la atormenta, las horas que se fueron como brisa de mañana, con palabras no dichas, ni acciones realizadas. Aunque claro, vago intento de ella, en vano decirlas, ya que hablar de esa manera sería hablarle al vacío, el que es su único amigo, el que cuando llega la noche la acompaña…


Jesus Ibarra