miércoles, 15 de octubre de 2008

COMO VIVIR TE CAMBIA LA VIDA…

Me parece extraña la vida… me parece tan radical en algunas cosas y tan permisiva en otras, como sin darnos cuenta caemos en situaciones tan paradójicas cual historia de suspenso o drama o comedia de algún director de cine famoso, algún espectáculo en el que somos los actores principales y llevamos a cabo las desgracias o fortunas que nuestro libreto nos dice.

Nuestra existencia es una caja de sorpresas que tiene en su interior magníficos casos de los que aprendemos, y es que todos los días aprendemos algo nuevo, así sea insignificante.

Quise decir esto porque uno nunca sabe que puede pasar, que te va a salir de esa caja de sorpresas y te hará visualizar el horizonte de otra forma, como le pasó a Guillermo Descalzi, el mismo que dijo “los cambios que parecen repentinos… a veces no lo son”.

Descalzi es el protagonista de esta historia, un documental que nació de la idea de Pedro Sevcec, quien vio urgente el brindarle una mano a Guillermo, su colega quien más tarde se convertiría en su amigo.

Guillermo Descalzi, antropólogo peruano de 48 años cambia su vida de docencia en las montañas de su país después de conocer la magia de la televisión. Su sueño lo lleva a los Ángeles, CA donde comienza a trabajar con el metal haciendo anillos para sobrellevar su vida, luego de un tiempo comienza en el negocio de hacer televisión en el que ascendió desde ser ayudante de cámara, pasando por camarógrafo, redactor, hasta llegar a director de noticias.

Como corresponsal de la casa blanca Descalzi fue conocido por toda América latina, y por el desempeño que alcanzó, fue también reporteo de guerra.

En la cima de su carrera, en el año de 1994, nuestro personaje desaparece del ambiente y las cámaras, sin saber el porque o el como, simplemente de fue.

Es aquí donde Pedro Sevcec aparece, dos años mas tarde de la desaparición de Descalzi, en una casa abandonada y oscura, llena de lugares tenebrosos, es ahí donde para sorpresa de todos, haya a Guillermo que se encuentra en la miseria, es un indigente mas en la cuidad, que sin lugar a dudas lleva una carga evidenciada en sus ojos decaídos y en sus palabras, algunas sabias, otras al borde de la insensatez, la contradicción y la locura. Sevcec le pregunta: ¿Qué pasó Guillermo?, a lo que responde, desgastado por el alcohol y las drogas: a mi… nada.

Esta charla provoca pensamientos muy contradictorios que, pues solo se le vendrían a una mente tan brillante como la de Descalzi, “me caí del caballo… como se calló Pablo, y se me es muy difícil montar de nuevo”.

Después de una charla, y varias interrupciones, Guillermo nos cuenta como fue que las circunstancias le hicieron ver la realidad, el porque dejó todo atrás y se convirtió en lo que era en ese momento, vio que uno no es fama, dinero y poder, que eso no vale nada y que el único ejemplo que podemos dar es con la vida misma, “nos aferramos a las cosas materiales y al poder… eso no vale, y esos mensajes se dan con la vida”.

“Es momento de volver a la realidad Guillermo”, dice Sevcec, hay un momento de silencio que después de un rato se rompe y Guillermo asiente con la cabeza y dice que si. Abandonan el lugar, lugar oscuro y destruido por el tiempo, y porque no, por los mismos habitantes y se dirigen hacia la olvidada vida de quien sería un gran hombre, un periodista de corazón, el cual estaba a punto de renacer.

Ya en su programa, Sevcec se enorgullece de presentar a la persona que había desaparecido hace ya dos años y que ese día volvía del infierno para demostrar su valentía y fuerza, Guillermo Descalzi. El hombre que vivió en la pobreza absoluta material, que fue alcohólico y drogadicto, pero que, como dice él: “para algunos la vida en un juego, para mi… para mi la vida es un poema, y esto que viví no es mas que una estrofa del poema de mi vida”.

Todos lo aplaudían y le daban grandes recibimientos a los cuales él con una sonrisa en su rostro les respondía con unas sinceras gracias, volviendo así a la realidad que tanto tiempo lo mantuvo confinado en ese “hueco” para que aunque fuera por un solo instante de su vida él pudiera entenderla…

Esta es talvez una de las mas grandes historias que yo haya conocido.

La vida después de esto me sigue pareciendo extraña, mas extraña diría yo. ¿Tenemos todo lo que necesitamos?, esa es mi pregunta, esa es la pregunta que quiero dejarles, ¿somos como Pablo y nos hace falta caer del caballo?...

Los dejo también con las palabras de un amigo de Guillermo en su confinamiento... no son de el, pero como dijo Neruda, “los poemas no son de quien los escribe, sino de quien los necesita…”

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

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